Es posible que a causa de estos desbalances hormonales, la piel termine por sufrir un exceso de grasitud facial, provocando espinillas y puntos negros. ¿Cómo te das cuenta de que tu rostro ha cambiado?
Simplemente, fijándote si tu frente y nariz brillan, constantemente te aparecen puntos negros y espinillas, tienes los poros dilatados y el maquillaje no te dura en el rostro.
Si bien estos no pueden evitarse porque son propios de la adolescencia y juventud, sí podemos atenuar sus efectos con solo aplicar unos cuantos trucos básicos de belleza.
El primer paso es tener como base la limpieza exhaustiva, porque solo así puedes asegurar que la acumulación diaria de polvo y grasa se eliminen, dejando libres los poros; por ende, habrá una menor cantidad de acné y espinillas.
El segundo punto es usar tratamientos específicos para tu tipo de piel, pues cada tipo de piel requiere diferentes ingredientes para ayudar a mantener la humedad y protección que necesita.
Es importante que dentro de este tratamiento se incluyan una espuma facial para retirar las impurezas, una loción tónica para activar la circulación sanguínea en el rostro, y una humectante con protección solar.

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